viernes, 29 de julio de 2011

Extracto Entrevista Ramón “el Gato” Verón. Vecino Histórico de Barrio Plata.

Fecha y lugar de realización de la entrevista: 13 de junio de 2011. 10hs. SUM de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, sede Rosario.


Entrevistado: Ramón "Gato" Verón 
Entrevistadores: Pamela Gerosa y Fernando Laredo 
Organización social o institución a la que pertenece o perteneció: Trabajó en el frigorífico Swift, y fue detenido en el ex CCD “El Cuartelito” que funcionó en la antigua Fábrica Militar de Armas Portátiles Domingo Matheu, ubicada en la zona sur de Rosario. Actualmente, trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, sede Rosario.
Sinopsis: 
Por medio de la recomendación de Marianela –quien trabaja en la Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia-  conocimos a Ramón Verón, “el Gato”,  – apodo por el cual todos lo conocen- el jueves 9 de junio de 2011, con la intención de concertar una entrevista para brindarnos su testimonio al haber sido detenido en Fábrica Militar de Armas. La sorpresa fue cuando sus primeras palabras luego de la presentación fueron “Yo me crié en Barrio Plata”, y comenzaron toda una serie de anécdotas y recuerdos sobre el barrio. Esa fue la razón, por la cual, optamos por dividir el trabajo, y comenzar por entrevistarlo como un antiguo vecino de Barrio Plata.
La cita fue el 13 de junio de 2011, en una mañana de radiante sol e intenso frío, a las 10hs, donde primero Chichín, luego Marianela, y por último, El Gato, nos fueron recibiendo en la Secretaría de Derechos Humanos.
Presentados todos y hechos los mates, nos instalamos el Gato, Marianela y nosotros –los entrevistadores- en una larga mesa ubicada en la sala SUM de la Secretaría, la cual posee un ventanal grande que a lo largo de la entrevista permitió que entrará luz y de tanto en tanto, algunas ráfagas de fuerte frío cuando la puerta se abría para el paso de los trabajadores del lugar.
El Gato es un hombre que habla de modo pausado, sin levantar el tono de la voz sino solo para cuando es necesario enfatizar una idea. Posee una mirada trasparente y profunda, que trasmite serenidad, y un tono de comicidad que se despliega para caracterizar variadas situaciones que acompañara su relato de una hora 40 minutos. A lo largo del mismo, viajaremos por las características propias de la comunidad que supo ser y es Barrio Plata, su conformación, su crecimiento, con algunos parajes en personajes e historias pintorescas del barrio, así como algunas reflexiones personales acerca del mismo. Tendrá un papel importante y estructurador en su relato, también, la historia de su propia familia, y de su trayectoria como militante social y político.


E: Lo primero que te pido es que te presentes 
G: Bueno, soy Ramón Verón, nacido en la zona sur de Rosario, en la zona sudoeste ahora reconocida por la distribución de los distritos. Y bueno hace ya 54 años, dentro de poco, 55’ (sonríe). 
E: ¿En que año llegaron ustedes al barrio? 
G: Yo nací en realidad, digamos, en un conventillo de Fragata Sarmiento y Francia, en el año 56’ y en el año 57’ nos fuimos a vivir a Barrio Plata. Es decir a mi llevaron porque era muy chiquito (cambia la expresión y sonríe). Y siempre el grupo familiar fue mi viejo, mi vieja y mi abuelo paterno, que es el autor de que, este, de que recalaramos ahí en Rosario. Mi viejo particularmente porque es el único hijo que mi abuelo rescata de un montón de otros hijos que tenía, lo elige más que rescatarlo, y se van a Buenos Aires a vivir. A vivir y a trabajar. Pero mi viejo era un adolescente, tenía 13, 14 años, y vivían en provincia de Buenos Aires en Quilmes, y después en Capital. 



En los relatos de mi abuelo, que de ahí uno se hizo peronista sin-, desconociendo absolutamente la historia, por esas cosas que cuentan de la historia Argentina de nuestro país y de la historia en particular de los grupos familiares, eh, y tanto mi abuelo y mi viejo vivieron el Bombardeo de Plaza de Mayo[1] en el 55’. Y ellos siempre contaron como una cosa muy impactante, que los sacudió mucho como individuos, y de la tamaña injusticia, ¿no? Es decir, bombardear a civiles y, este, una cuestión que venía a sepultar una experiencia política nueva que fue el peronismo en esos 6, 7 años de, este, una experiencia nueva, de un movimiento nuevo como fue el Peronismo. Una cosa totalmente naciente. 
Y de ahí ellos deciden venirse a Rosario. Y se conforma, y bueno, se van a vivir ahí, a este conventillo, donde ahí vivía una muchacha que venía de Santiago del Estero, también en busca de laburo, que después resulto ser mi mamá (cambia la expresión y sonríe). Ahí se conocen, y nazco yo casi ahí nomás, de inmediato. Así que el grupo siempre fue ese, inicial, mi abuelo, mi papá, mi vieja y yo. Después ya vinieron mis hermanos, somos cuatro. Mi hermana Mirta, que me sigue a mí, después dos años, está José Alberto, el tercero, y Ana María, que es la última. Con una diferencia entre el último de 6 años.


E: ¿Por qué se van a vivir a Barrio Plata? 
G: Bueno, los planes, la sugerencia de mi abuelo que era como el patriarca de la familia, porque hasta último momento, hasta que se murió, este, fue, digamos, como la autoridad máxima de la casa. Incluso a mi como que me generó un conflicto de imágenes, de decir bueno en realidad, “¿quien es el que manda acá?”. Y tenía todo ese porte del gaucho entrerriano, con cuchillo y revolver en la mesa, mandando la mesa, digamos. Decís bueno, al primero. Incluso mi vieja, una mujer sometida, que se yo, subordinada al machismo y a la cultura ésta ciudadana, porque eran como que, tanto mi abuelo como mi viejo venían de la gran ciudad, de Buenos Aires. Es decir, ello le dio, tenían otra experiencia. Que yo después en el relato, yo también fui mamando toda esa experiencia de “andariego”, es decir, el trotamundo. 
Analfabeto, ¿no? Nunca había ido a la escuela. Pero siempre se manejo con las coordenadas. Fue taxista acá en Rosario, y manejaba con las alturas de los números. Los números si los reconocía. Y tenía que venir acá en Moreno al 200 y sabía que era Salta al 1900 y el llegaba con las coordenadas. Siempre me decía “yo, vos tenes que manejarte así”, dice, “para ir a tal lado tenes que tener los dos números” dice, “el que va para acá, y el que cruza” así de simple. Y que bueno, para, después de la guerra de guerrillas, yo, me sirvió, porque nosotros la usábamos, los cálculos, probabilidad, y todo eso. Así que mi abuelo era la autoridad ahí, el fue el que sugirió. Porque mi papá se subordinaba a él, este, no tenía idea de comprar, no tenía idea de instalarse en un lugar fijo. Y mi abuelo fue el que le dijo “no, tenes que cómprate el lote”, “tenes que buscar un lugar en el mundo”, digamos, una cosa así. 
E: ¿Y el lote donde lo compran? 
G: Ahí en Las Flores e Iriondo, ahí en Barrio Plata. A que, a, a un loteo, eso era, digamos, estamos hablando del año 56, 57, ellos lo compran en el 56’. Y lo tienen ahí, como una zona de quintas, eso era zona totalmente despoblada. Estamos hablando de hace 50 años, largos, y este. Tal es así que nosotros en nuestra niñez había muy pocas casas por manzana, digamos, había tres o cuatro casas por manzana. Era todo, no había luz, no había agua, el agua era con bombas, o sea, (…) Ahora para todo el mundo es normal abrir una canilla y, pero ahí había que lucharla para tener agua. 
Así que la elección de ir a vivir ahí era más que nada, eh, se ve que era barato conseguir un lote y los fueron pagando en cuotas. Eh, y mi viejo siempre fue camionero. Un tipo que nunca había manejado, tenía una idea de la existencia del automotor, pero nunca había manejado. Y por un aviso en el diario fue a un, a un laburo, y, precisaban chofer y dijo “yo soy chofer” (sonríe de modo pícaro). Y de ahí fue chofer hasta que se jubiló. Que eran unos patrones buenos, en el sentido que después terminaron siendo casi compañeros, ¿no? Una empresa importadora y exportadora de maderas que era (…) médico, y el hijo fue el primer médico en la guerrilla rural en el año 68’, y después sale la Admistía del 73’[2], el 25 de mayo, y después desaparece en el 77’. Está desaparecido. Ese era el patrón de mi papá. En el cual mi viejo tenía mucha confianza. Confianza y mucha afinidad, muchas historias muy personales, ¿no? Entre el patrón y el empleado. (…) Mi viejo era así. Lo llevaba y lo traía. Lo que nos permitía el privilegio de tener siempre auto en casa, auto, camiones, camionetas, Incluso el auto 0 km que comprabas hoy el patrón le decía “si se lo quiere llevar, lléveselo”, porque después había un pedido digamos (sonríe). 
Nosotros siempre teníamos auto, y en Barrio Plata tener auto en esa época era como tener una nave espacial, que a nosotros nos permitía viajar bastante, a otros parientes. Y era unos parientes que teníamos en Álvarez, y todos los sábados todos los domingos, por supuesto, con nafta de la empresa (risas). Venía con tanque lleno. Y uno a veces no la contabiliza como beneficio en algún grupo humano, pero son beneficios el tener acceso a determinadas cosas que después, bueno, yo creo que la vida de cada grupo, cada individuo, está también muy vinculado a eso. ¿Por qué algunos tienen determinado rol en la sociedad y otros no, digamos? Siendo del mismo lugar, el mismo origen social con padres parecidos, digamos, porque mi viejo también era semi-analfabeto, apenas hacia algunos números y leía algunas cosas. Ellos me exigieron a mi desde los 6 años aprender a leer, y yo no se si sabia leer pero que hacía todos los esfuerzos para entender que decía los diarios creo que si, que lo hacía. Después no se en que momento aprendí a leer, tengo así como una imagen muy difusa de siempre tenía papeles en la mano. Y si tengo muy claro que mi abuelo me exigía que le lea las noticias policiales, que era como una cosa masoquista de los pobres a ver cuanto asesinato, cuantos robos, cuatreros, encontraron, porque los diarios siempre han sido iguales, digamos, en el aspecto de la difusión de las noticias policiales y la noticias de los pobres, digamos. Pelea en los barrios, de cuchilladas, y era aparecer digamos en las noticias aunque sea de esa forma. Famoso porque salió en el diario, aunque sea por una cuchillada era, este. 
Así que bueno, con ese grupo familiar y en ese contexto creció el barrio y crecimos nosotros como personas. Todo era lejos, todo era sacrificio porque si tenias que tomar un colectivo había que ir hasta la Fábrica de Armas (refiere a la antigua entrada sobre calle Ov. Lagos) enfrente de Forja, donde terminaba una línea de colectivo. Después empezó a llegar una hasta Arijón y Lagos, que la actual 132 era 203[3], en aquella época. Y una cosa que yo no tengo recuerdos claros, es del tranvía. Que si llegaba hasta por ahí. Hasta Arijón, y después hasta 27 de febrero. Yo no registro, digamos, imágenes de “yo viaje en tranvía”. En colectivo si, porque incluso siguió hasta la década del 70’ como una cosa, una línea muy común que no cambiaba, cambiar los números, los colores, y el tipo de unidad, el tipo de máquina. Eran unos colectivos largos Leilan, después empezaron a ser Mercedes, más chiquitos. 
Y todo era difícil y lejos. La escuela del Gaucho (refiere a la 154, Julio Bello) donde fuimos nosotros, yo y mis tres hermanos también. Uno dice 2 km, si, son 20 cuadras, son 2 km. (risas). Eh, y hasta allá había que ir. Claro, cuando tu viejo te decía “yo fui una vez a la escuela y tenía que caminar 50km”, claro, te decían 2 km, estamos mejor, digamos (mira a los entrevistadores y sonríe). Y a mi me gustaba ir, yo le encontraba cierta, la verdad, que tengo un buen recuerdo de la escuela primaria porque era un lugar entretenido. Estabas vos con tus pares y así lloviera todo barro, porque asfalto no había nada. Había quinta, estaba la quinta de Bacola, atrás, donde ahora es el Mangrullito, todo eso era quinta. 
E: ¿Por dónde pasaban ustedes para ir al colegio? Porque no estaba Circunvalación en esa época, ¿no? 
G: Estaba. Lo que era Av del Rosario ahora, era Av. Lucero antes, no se a quien había sido Lucero este. Y Circunvalación no estaba, era de tierra, estaba atrasada, no no, era así, bajo, digamos, a nivel. Era a nivel. Cruzábamos por Av. del Rosario, actualmente, y había un camino, cruzábamos Circunvalación, y había que tener cuidado porque siempre había transporte, siempre existió digamos, transporte de camiones, transporte de cargas. Y el que más circulaba era el tren, el Belgrano, que también era, había de pasajeros y de carga. Porque a Villa Melia y todos estos pueblos se iban en tren. Había un circuito, digamos, nuestra mamá nos decía siempre “cuidado con el tren y con los camiones”. Y lo que sí, era todo tierra. Pero abundante tierra. No se, te tapaba los tobillos. Porque ese polvo, ahí, como harina. Lo que si había muchos árboles, mucha vegetación. La quinta ahí de Aiello, que está construido en las franjas de viviendas, unos dúplex, entre Iriondo casi hasta la Circunvalación, y 
E: Avenida del Rosario hacia el sur, las del Plan Federal 
G: Claro. Ahí era todo quinta. Aiello era compañero nuestro de la escuela primaria. La zona de Iriondo y Av del Rosario hacia Arijón también era todo quinta, también de Aiello. Y había producción, para el mercado productor de acá de Rosario. Y Aiello tenía mandarinas, nosotros con frecuencia íbamos a pedirles, y si no te daba, se la terminábamos sacando. Y Bacola, también eran compañeras, yo puedo conseguirles esas fotos de la escuela primaria, tengo en mi casa. 
Era toda zonas de quintas, todo funcionaba con caballos, digamos, con bueyes. Y muy pocos tenían tractor. Bacola tenía un tractor. Que cuando los vehículos se quedaban en Barrio Plata el venía. Vos lo llamabas, era el hecho, pero, yo lo tengo presente, como un hecho natural, solidario, “bueno, ya voy”, y no es que te hacía esperar una hora. Dejaba lo que estaba haciendo, iba a buscar las cosas que tenía que utilizar para sacar un vehículo del barro. A mi viejo lo sacó un montón de veces. Mi viejo era terco a veces, confiado que podía entrar o salir, que se yo. Y si no era dejar los vehículos en Lagos. En Lagos si, hasta ahí había un carril solo pavimentado, pero existía. 
Después empezaron a tirar desde Acindar, porque Acindar, que ahora está en Villa Constitución, antes estaba en Rosario, y ellos tiraban la escoria de los hornos. Que es como una mezcla de metal con arena, es pesado digamos, y hay (…) chicos y piedras grandes. Empezaron a tirar por Boman, Aurora, entonces, empezaron a ser calles más o menos transitadas, aunque lloviera. Y para los vehículos y para el carro de la basura, que los basureros eran carros con cuatro, cinco caballos, una cosa así, unas ruedas inmensas (hace un gesto con las manos para acompañar el relato) no se si por ahí en algún museo hay, pero eran ruedas de la altura de una persona, cada rueda. Y tenían una marca, una nomenclatura, este, un rectángulo así en el carro pegado como una patente 15 91, 15 barra 91. Es la identificación de los carros. 
Venía el cartero, ya no me acuerdo, Encotel sería. Empresa de comunicación, Encotel, algo así, que era estatal. El ferrocarril era estatal. Yo le contaba el otro día (refiere a la charla previa cuando se pactó la entrevista) que vos te robabas un clavo, esos que fijan los durmien- los rieles en los durmientes, y era un robo federal, un robo al Estado. Y era gravísimo. Y mi viejo, si yo aparecía con un clavo de esos que había tirados un montón porque ahí en Hume era como una parada de reparación, de cambio de vías, había talleres, este, del ferrocarril (tose). Siempre había clavos tirados. Y uno se los llevaba porque llamaban la atención no porque tuviera un valor de cambio de ningún tipo, digamos. Al contrario el chatarrero del barrio no te lo compraba, porque era algo del estado. Y después se hicieron tantas cosas desde el estado, tanta muerte, que costo entender que el estado fuese tan terrible. Y (tose). 
(Pequeña pausa) 
E: Sabes que estaba pensando. ¿Sabes por qué le pusieron Barrio Plata? 
G: No. 
E: ¿Cuándo llegaste ya le decían Barrio Plata? 
G: No. Era la continuación de San Francisquito. En el mapa incluso de la seccional 18, digamos, se lo conocía más por seccional 18, por San Francisquito. Incluso Barrio Plata por mucho tiempo fue desde Lamadrid y Lagos hasta Constitución, y Rosario, Lucero, Av. Del Rosario. Eh, cuando creció más, digamos, no, incluso no hasta Lagos, sino hasta Francia, era como que la zona del fondo desde Francia, Lamadrid, Constitución y Av del Rosario, eso era Barrio Plata. Después, bueno, con el tiempo, de Francia hacia Lagos también era Barrio Plata. Y después con el tiempo, mucho más después, era Lagos, Arijon, Iriondo, evitando las quintas, ¿no?, y, hasta el fondo era, hasta Circunvalación. Pero siempre estuvo difuso eso, que comprendía Barrio Plata. Barrio Hume si, porque comprendía la estación Hume, porque el Gaucho no se que en momento se cambió. Habrá sido cuando se compran los ferrocarriles, hubo el cambio, de Washington Hume a El Gaucho. Y, pero hubo un periodo también de la historia mas reciente, que tuvo como nombre Héroes de Trelew. Que se lo pusieron unos chicos de ahí de la zona, a la estación El Gaucho. Pintaron, colgaron una bandera ahí, que le cambiaron el nombre por Héroes de Trelew. Pero duro poco, fue simbólico. 
E: El barrio entorno a Estación El Gaucho, a Hume, cuando vos llegaste, en los primeros recuerdos que tenes, ¿ya existía Hume como barrio, estaba consolidado? 
G: Los recuerdos son de la primaria 
E: De la escuela. Y así como recordas que Barrio Plata era una casita cada tantas cuadras, en Hume, ¿era lo mismo? 
G: Ahí en Hume era lo mismo. Digamos el barrio era Arijón, las vías, y hasta lo que va de Circunvalación. Arijón, las vías, el costado derecho, era una cuadra digamos, no tenía.(…) Y estaban, que se yo, deben estar todavía, los Ricci, Ricci con dos c. (…) Rodríguez, Pendino. Los Pendino era el almacén del barrio, de Hume, ellos tenían un almacén de ramos generales que incluso de Barrio Plata íbamos a Pendino. Porque siempre tenia de todo. Era llamativo. 
E: ¿Y había mucho dialogo con Hume, mucho contacto con Barrio Plata? 
G: Si. Pero siempre estaba como separado. Siempre fue separado. Incluso Las Delicias, ahí, de Francia, hacia Lagos te doy el dato ahí de un vecino, que el era de Las Flores y Lagos casi, y Suipacha. Y el siempre, actualmente. Hablamos este sábado pasado, antes de ayer, y me decía “yo tenía que los de Francia, los del fondo eran los del fondo”, los negros quilomberos, borrachos. Pero bueno, nosotros también la teníamos a la Carmen Lucero en el barrio. Teníamos dos o tres vagos, dos o tres vagos, vagos. Viste, esos que no laburan nunca, este. Que están en la esquina siempre, que vos creces y los ves, vos creces, siempre han sido grandes, vagos, y están ahí (risas). Y pasó la vida, y se murieron. Y siempre estuvieron. Claro. 
E: ¿Y la Carmen, era un emblema en el barrio? 
G: Mi mamá nunca me dejo ir. Siempre me prohibió que vaya de la Carmen, me prohibía que vaya para el fondo, más para el fondo. Mi vieja todavía vive en Las Flores e Iriondo, y la Carmen vivía en la otra cuadra, Caferatta y Aurora, y Boman. 
(Pequeña pausa) 
Si, era todo un personaje. Que la dimensión no la tenía, me parece. Mirarlo desde hoy, después de 40 años, si queres, cuando nosotros éramos adolescente, es mirarlo distinto, digamos. En aquel momento era como parte del paisaje. Porque Lamadrid, que todavía conserva algunos eucaliptos grandes, había más, muchos más. Ahí ahora está distinto. Pero ahí era la cola de los clientes de La Carmen, si. Haciendo fila. Esperando, y muchos eran los peones que venían del interior, de Santiago, del Chaco, a trabajar a las quintas. Que primero venían solos. Después ya hacían su familia o traían sus mujeres, y ahí donde empezaba, yo no se si algún vinculo, que los de barrio Plata, los muchachos, los jóvenes, la gente, en general, le tenía bronca a los santiagueños. Que eran los peones de esas quintas. Yo no se si no habría que asociarlo eso de que le iban a utilizar a la madama del barrio. Porque en realidad no se sabe si era que ejercía la prostitución la Carmen, o había otras mujeres. 



Si se de fuente directa, algunos amigos, que no les cobraba; “como vos sos del barrio, no te cobro” (risas). Pero tiene sus misterios, me parece. Porque yo si vi mucha gente ahí en los eucaliptos, haciendo cola ahí, esperando. Incluso ya más grandecito, más adolescente, a veces andábamos con nuestras gomeras, tirandoles, asustándolos. 

E: Y, digamos, ¿el perfil del trabajador, del vecino de barrio plata como era? ¿Eran todos obreros, laburaban en las fábricas que había, laburaban en las quintas? 
G: No. En las quintas muy poquitos trabajaban. Muy poquitos. No, no. Más bien trabajaban más en el comercio, en la industria, todo en relación de dependencia. Yo no tengo recuerdo que haya gente que trabajara, digamos, por su cuenta. Que se yo. La Lala de Ferrari, era enfermera del Clemente Álvarez, ahora se conoce como HECA, pero en aquel momento era como un segundo hospital de emergencia, así, después del Centenario, después del Baigorria. Y, si, había varias enfermeras en la zona. No, que se yo, todo el mundo laburaba, que se yo, los Gómez enfrente de la casa de mi mamá salían a las 5 de la mañana y volvía 7 de la tarde, en bicicleta, era todo un personaje. Digamos. Yo tengo una imagen de niño así de verlo salir siempre y volver, y después quedarse viudo con un montón de hijos. Yo soy contemporáneo de uno de ellos, que también se llama Ramón, Ramoncito le decían, (risas) como a mi. Y tuvo un accidente de moto, con fractura expuesta, que se yo, y estuvo como un año en cama, y yo lo cuide. Teníamos 13 años, de mi misma edad. Fue mi primera experiencia así de enfermero, de cuidarlo, lavarlo. Porque el no tenía mamá. 
E: ¿Iban mucho al Club? ¿Vos me hablabas de Estrella…? 
G: Del Plata. El club digamos nunca tuvo un lugar fijo, actualmente no existe, me parece, debe funcionar en la casa de alguien. Porque como Club nunca llegó a consolidarse. Nunca tuvo un espacio propio. Siempre fue, si si, muy informal, digamos. La vez que podía participar en algún campeonato, en alguna liga zonal, o no tenia camisetas, o no tenia jugadores, o no tenía, que se yo, siempre le faltaba algo. Lo que había era el espacio físico, la cancha que era apropiarse del espacio del Monte Bertoloto. Tratar de marcarlo, de limpiarlo, traer la reja, hacer los arcos Tener un lugar para recibir a los demás. 
La mejor época del club Estrella del Plata fue cuando alquilo un salón grande, eh, por Vera Mújica entre Aurora y Boman. Pero nosotros le pusimos al lado la Unidad Básica Evita-Montoneros, pero eso ya era en el año 73’. Entonces, 60 entraban a la Unidad Básica, y dos entraban al club (risas). Entonces vino un día el negro Tabares, que era el presidente del Club y me dice “Ey, Ramoncito, como podemos hacer para que los muchachos vengan a consumir, vengan a jugar acá”. Y actualmente hablamos, yo cuando lo encuentro, así, le digo que yo algún día voy a redactar la historia, de cómo perdió concurrencia el club por la política en ese momento, ¿no? Después, como toda cosa, se fue diluyendo, empezaron los conflictos, esto fue en Enero del 73 y en junio del 73, no habían pasado 6 meses cuando ocurre lo de, la Masacre de Ezeiza, cuando viene Perón, y nos re cagan a tiros. Ahí hay un quiebre en la Juventud, y muchos chicos dejaron de ir, ya empezamos a quedar los mas testaduras (risas). 

M: ¿Gato, Ahí es donde tenían la estrella de cinco puntas? 

G: Ahí había de todo. Era plural digamos, para lo que era la época. Había fotos de Lenin, del Che Guevara, cuando nadie tenía. Incluso los Montoneros a nosotros nos cuestionaban como miembros del barrio, digamos, porque era muy abierto, muy amplio. Y en realidad si, terminaron yendo gente del PRT[4], de Montoneros Sabino Navarro, por ahí transábamos con algún PC[5] que había ahí en la esquina. Eh, entonces distintos grupos. Pero esto es otra historia. 

M: No, yo te preguntaba si el club tenía la estrella roja, que vos nos contaste la otra vez. 
G: No. Ese era el Estrella Federal, Estrella Roja. Está todavía, esos tienen un predio, un condominio, que son de Gardini. Ese está todavía, enfrente a la fábrica, enfrente del centro clandestino (refiere al ex CCD Fábrica Militar) En aquel entonces era Estrella Roja, ahora se llama Estrella Federal. 
E: Que vos nos dijiste que le cambiaron el nombre 
G: Durante la dictadura. No. Nosotros éramos Estrella del Plata, una estrella también de cinco puntas, pero amarilla. Y, pero no tuvo trascendencia. Era un club de barrio muy joven. Yo colabore en algún momento para hacer una kermés. 
E: ¿Había mucha militancia política, social en el Barrio? ¿La vecinal funcionaba? 
G: Funcionaba, si, pero con las dificultades de toda institución que se burocratiza. ¿no? Siempre están los mismos. No se renueva. La renovación vino con el ingreso de toda esta camada nueva de jóvenes, en lo cual, les cuento digamos que todos queríamos meternos en la vecinal, en la cooperadora de la escuela, armar, digamos, estructuras alternativas digamos, como, que se yo, si en la cooperadora de la Escuela del Gaucho (refiere a la escuela 154, Julio Bello), en la cual estaba mi viejo y muchos padres -de ahí del barrio- nosotros por ahí le proponíamos como jóvenes, la subcomisión de Cultura (…), ¿viste? Hacer subcomisiones, ¿viste? Era como que venia el semillero, la subcomisión, (…) y mi viejo orgulloso me lleva a la cooperadora de la escuela con esta idea de ir armando equipos de jóvenes que colaboren en la cooperadora. Y así en la vecinal que también tenía su funcionamiento pero limitado porque eran los que sabían, eran siempre los mismos. Y una relación con el Estado totalmente nula, o muy pobre. Un vínculo con el estado municipal yo creo que, inexistente. No hay una comunicación como la que hay hoy, ni ahí hablar de la experiencia de los distritos, y todo eso, que. El presupuesto participativo, son experiencias abismales. 
Allí era todo como crear, crear cosas que ayudaran o reemplazaran a veces lo que el Estado no hacía. Incluso la política. Es decir, la política, no era la política oficial. Bueno ni hablar del peronismo que estaba proscripto[6], que era una transgresión bastante importante, digamos. Y más jóvenes. Los mismos vecinos del barrio adultos te decían que la política era de los doctores, como ibas a participar en política. Como iba a interesarse en la historia, si eso es de la gente que sabe, “¿vos que sabes?” Uno lo recibía como un cachetazo. Y era un desafío todavía más fuerte, porque uno entendía que no era tan difícil, digamos. Uno se iba dando cuenta que no era tan difícil. Por supuesto, después bueno, vinieron los golpes, las cosas que uno empieza a mirar las cosas con mas recelo, a tener mas cuidado, o entender lo que significan los cambios y el poder. Pero si existían, y para mi lo valioso, lo ingenuo, lo sano de toda esa época era que, me parece, todo el mundo algo, socialmente quería estar digamos participando, que era bueno ser un buen vecino, o estar integrado a algún equipo de algo. Así como la Lala[7] que a las 3 de la mañana te iba a poner la inyección para lo que sea, había dos monjitas por Avenida del Rosario, en aquella vez, Avenida Lucero, que también, dispuestas viste a conseguirte frazadas. 
Después, claro, los grupos políticos así como el ERP[8] que repartió frazadas, colchones, estufas, ahí en una época, y mercadería. Se fue suplantando digamos esa propia organización de los barrios, y se fue como insertando otra experiencia. De todas maneras, bueno, no era mal recibido. Pero si hubo un periodo en el cual todo el mundo se incorporó a la actividad política. Mayoritariamente, era el peronismo, en esta cosa de la resistencia, de la transgresión, de que no era una cosa formal. Y a veces empujada con gente (…) que era peronista de esos que le metían fichas a los pibes y después se hacía el boludo (risas) El viejo Gómez, que era un zapatero que estaba ahí también, que le arreglaba zapatos, el también se asumía peronista y le metía ficha a todos, menos a su hijo, a Roberto. Que yo siempre lo quería conquistar para la juventud, y nunca pude, nunca entró. Pero a mi si una sola vez me dijo, me llamo así porque yo andaba con un megáfono solo haciendo propaganda, invitando a algún acto, y me llamo, me vio como muy sacado, así muy, como muy fuera de todo ese ámbito tan tranquilo, y “te voy a dar un consejo” me dice. “yo como peronista te voy a dar consejo”. Yo lo escuchaba, para mí, era adulto, y para nosotros era un viejo, tenia 40 años, pero era un viejo. Que por ahí era contemporáneo a mi viejo, yo tenia 15 y mi viejo tenia 38. Y me dice, “mira, la reacción nunca duerme” me dijo. Nunca me voy a olvidar, porque yo hasta ese momento, me parecía que estaba todo bien, hacía lo que sentía, estaba convencido de que lo que hacia estaba bien. Y además, había mucha aceptación, es decir, no había, porque mas allá de que su hijo no participara yo veía que los otros si, y las chicas del barrio, Inés Ferrari, Marta González, las pibas de ahí, que, algunas mas grandes que yo, pero bueno, este, se sentían atraídas por la participación. Y el viejo me dio, “te voy a dar un consejo”. Y yo lo tome como muy valioso, lo registre, digamos, no entendía mucho lo que me quería decir, pero lo registre, “yo lo que te voy a decir es que la reacción no duerme”. Paso, y después bueno con el tiempo, uno se va dando cuenta de los reaccionarios, incluso después nosotros como jóvenes teníamos una consigna que era así: “Opongámosle al Peronismo Burgués y el reaccionario, el peronismo obrero y revolucionario”, una consigan mas larga. Me acuerdo que estábamos pintando, y no terminábamos nunca, “che viene la cana”. (risas) 
E: Siempre quedaba a la mitad 
G: Si, a la mitad quedaba. Y también esas frases se perdieron. No hay registros de eso. Y había, si, fue un periodo corto, pero había mucha participación. Y ya durante la dictadura, había gente que siguió colaborando, a su manera, que pasaron incluso a tener un protagonismo mucho mas delicado, en un sentido que eran como agentes de inteligencia para los grupos políticos. Nosotros mismos los cuidábamos, pero bueno, sabíamos que estaban en determinado lugar haciendo alguna tarea. No era que estaba nulo. Siempre lo encontraba y te pasaba la información que vos necesitaba. Pero bueno ya no había una promoción, (durante la dictadura) “che, vos tenes que ser delegado”. Vos estabas en la fábrica, bueno “tenes que ser delegado, mira que la semana que viene va a haber, o el mes que viene va a haber elecciones”, eso hubo en una época de eso, donde nosotros mismos no promovíamos, y nos inculcábamos, “che vos en que fabrica estas”, “en tal” bueno, “vos tenes que estar en la próxima”. Y ahí ganabas el sindicato. 
Para mi fue muy saludable vivir algunas cosas. Incluso poder convencerlo a mi viejo de algunas cosas, yo tuve un aval de ellos desde un comienzo, que a mi me sirvió de mucho generar esa, ese compromiso, esa 
E: Como una confianza 
G: Si. Mi abuelo, mi viejo, mi vieja por ahí era la mas reacia, así, pero de avalar lo que yo hacía, lo que quería, por lo que luchaba, convérselos de discutir en la mesa un día, y llorar todos juntos después del golpe. Y yo haber estado detenido, y haber salido, (…) cada vez más complicado, y uno como joven no quiere que pase, pero es probable que pase, ya habían pasado muchas cosas, muchas muertes de muchos compañeros, y me acuerdo, un almuerzo así llorando. Yo no, yo era más duro, pero mi vieja, mi hermana, mi abuelo, decirles a ellos que acá se vivían cosas muy complicadas, “te acordas fulana de tal que estaba acá en la esquina, bueno, no está más”, “te acordas que me venia a buscar fulano de tal que me venia a buscar, no va a venir, porque tampoco está mas”; y yo me acuerdo que mi vieja, mi viejos, todos eran un solo llanto, “bueno, cuidate”, pero cuidate en serio (refiere a lo que los padres le decían). No el cuidate de ahora. 
Y todas estas cosas, todo este aval, toda esta autorización de militancia para que vos pienses y hagas determinadas cosas, a mi me sirvió muchísimos. Cosa que se que muchos de otros compañeros no. No solo se pusieron y la novia le dijo “no, vos con esos no te juntes mas” y se casaron, paso, (…), creían que el peligro mayor era la muerte, pero yo no creo que ese fuera el peligro mayor. El peligro mayor yo creo que actualmente sigue siendo el compromiso. Comprometerse con el otro, es tener una actitud distinta en la vida. 

(La entrevista se corta, y se pacta continuarla en otro momento para abordar su trayectoria como militante político y en derechos humanos) 
Final de la entrevista 




[1] También conocido como “Masacre de la Plaza de Mayo”, fue un intento de asesinato del presidente constitucional Juan Domingo Perón, y de golpe  de estado ocurrido durante junio de 1955. En el mismo  murieron aproximadamente 300 personas y hubo más de 700 heridos. Actualmente este hecho está siendo investigado como Delito de Lesa Humanidad.
[2] Ley 20.508 de Admistía, promulgada en mayo de 1973, por la cual 370 presos políticos quedan en libertad.
[3] Para la historia del 203 (actual 131-132) véase: http://www.busesrosarinos.com.ar/historia/EMPRESAS/Cotal/cotal.htm; última consulta 28 de julio de 2011.

[4] Partido Revolucionario de los Trabajadores.
[5] Partido Comunista.
[6] El Peronismo estuvo proscripto desde 1955  hasta finales de 1972 en el que, el General Lanusse –último de la línea de la Revolución Argentina- levantó la proscripción, y en las elecciones de marzo de  1973 se presenta y gana el FreJuLi –Frente Justicialista de Liberación Nacional- con la fórmula “Campora-Solano Lima”, siendo que sus primeras dos acciones de gobierno fueron la liberación de los presos políticos y allanar el terreno para la vuelta de Juan Domingo Perón.   
[7] Refiere a la mamá de Luis Ferrari, quien era la enfermera del barrio.
[8] Ejercito Revolucionario del Pueblo.

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