lunes, 8 de agosto de 2011

Extracto de entrevistas a Graciela y Claudia. Ronda de entrevistas en “La Cariñosa”.

Fecha de realización de la entrevista: sábado 16 de julio de 2011.
Entrevistadoras: Pamela Gerosa y Fernanda Quiroga



En un día de intenso sol y baja temperatura, nos recibieron Fernanda y Lisandro en el Centro Comunitario Pocho Lepratti, para poder emprender una ronda de entrevistas por “La Cariñosa”, un asentamiento que posee alrededor de 450 viviendas, con un total aproximadamente de 2000 personas viviendo allí, según nos cuentan ellos -referentes barriales- quienes trabajaron con el “Yo, sí puedo” y censaron durante el 2010 la zona.
La Cariñosa está ubicada en el  límite oeste de Barrio Plata, y recibe su nombre, según cuentan los mitos, a raíz del sobrenombre de uno de los habitantes históricos del asentamiento.
De modo que, junto a Lisandro, nos acercamos por calle Avellaneda, buscando a Graciela, vecina histórica del barrio, quien no se encontraba en su casa en ese momento. De todas maneras, nos informaron que podía estar Cristina, una de sus hijas más grandes que también vive allí, pero con su pareja, a unos metros de distancia de la casa de su madre.

Entrevistada: Graciela Moreira
Lugar de realización de la entrevista: Puerta de la casa de su hija. La Cariñosa.
Sinopsis:
Graciela es la mamá de Cristina, nuestra primera entrevistada. Cuando su marido le contó que la estábamos buscando, rápidamente, se sumó al encuentro en la puerta de la casa de su hija. Espero paciente a que finalizáramos mientras charlaba con Lisandro, y luego se presentó muy amablemente, y sin dudarlo, aceptó hacer la entrevista.
Graciela es histórica en la zona, primero vivió en Lagos y Juan Canals hasta casarse e instalarse en Avellaneda y Lamadrid. Tiene una mirada muy positiva sobre el pasado del barrio, y a lo largo de la entrevista podrá reflexionar sobre las ventajas y desventajas que ha tenido el paso del tiempo en la zona.
Al final de la entrevista Graciela se emocionará porque hace unos meses perdió a uno de sus nietos.

E: Lo primero que te pido es que nos diga tu nombre y tu edad
G: Mi nombre es Graciela Moreira, 43.
E: ¿Cuánto hace que estás acá viviendo por la zona?
G: Y yo, mi hijo tiene 23, así que desde el 80 y algo. (..) Y era todo barro acá, todo barro. No había pavimento, no había nada, estaba todo el Barrio Plata, era todo barro, pero era lindo. Cuando se secaba tenías que hacer mandados era a 200 kilómetros, tenías como 7 cuadras, (risas), y para buscar agua, tenía que ir a buscar acá en la esquina (…). No había, con el carrito este. Hasta donde vivo yo, unas casitas más para adelante. Después, luz, pedimos pero no nos dieron, porque no había, no alcanzaba, que se yo. Después, enganchamos de Barrio Plata, todo hasta, no sé cómo se dice, Lamadrid y Alsina le decíamos acá. Porque no era Avellaneda acá, Lamadrid y Alsina. Y de ahí a buscar agua, tengo que ir a buscar agua ahí, y después, en el 90’ pusieron un caño de Barrio Plata, hasta acá, Lamadrid.
Pero era muy lindo, podías dejar la puerta abierta, podías dejas un animal allá. Yo tenía la chivita que andaba por todo el barrio, (risas), con su campana, andaba por allá (refiere al Monte Bertoloto), ahí se cruzaba para el otro lado de la vía, iba y le comía las flores a la vecina. (Risas). Y después tenía caballos, tenía un chanchito que (…). Así que a ese le decíamos Pancho. Pero después se perdió, así que, era muy lindo. Va, el Barrio Plata también era lindo, era junta, pero no te decían cosas, pero era muy hermoso.
E: ¿Había una linda relación, digamos, había una buena relación?
G: Había una buena relación, no se escuchaban peleas, no se escuchaba nada. El campo este no era así como ahora que es todo yuyo, pero vos caminabas, a veces cruzabas así el campo para hacer mandados. Pero ahora es muy feo, va, de ahora del año este (refiere al 2011) ya no es como años pasados, que era muy hermosos. Podías tomar mates afuera con tu familia, te digo. Yo vivía allá en Juan Canals y Ovidio Lagos y yo, ahí, a veces venía hasta ahí al Rancho de Merlo, venía caminando, con perros, que tenía como 15 perros cuando era chica, (risas). Y siempre me gustaron los perros pero, era muy hermoso. Ser con la gente que te saluda, personas, abuela que vos la veías que estaban afuera tomando mate. Acá éramos todos compañeros, o se saludaban cuando nos encontrábamos en la escuela, chusmeamos, “uh, mira que me paso esto”, pero no como ahora de que “me pasó esto y esto” y ya hace quilombo con la otra vecina, ya se agarran de los pelos, (risas). Pero antes no era así. Era muy hermoso. Yo a mí hijo le digo, “cuando yo tenía, a su edad” le digo, “podías jugar a la pelota, a la bolita” le digo, “vos jugabas al tarrito”, le digo, “pero ahora no se juntan más para jugar a la soga, sal y pimienta, eso no se usa más”. Esto que hacíamos era hermoso, le digo, a mí, es hermoso, es, mi época,
E: ¿Te viniste a vivir acá por qué?
G: Porque yo, mi marido vivía acá, tenía una casa, nos juntamos, y tenía una casita acá. Entonces vine a vivir acá, de este lado.
Pero todo el día barro, cuando iba a comprar a mi hijo tenía que caminar hasta Ovidio Lagos, a buscar un taxi, porque había. Te llevaban en el carro hasta Ovidio Lagos. Ataban el caballo y te llevaban hasta Ovidio Lagos. A tener, porque taxi y ambulancia mucho no entraban, porque era. A veces cuando te tocaba ir a comprar, va, a tener familia, si llovía, no entraba la ambulancia, eso pasaba. Y era, tenías que atar el carro y decirle a un vecino “llévame” o si vos no tenías carro le tenías que decir a un vecino si tenía un carro le decías "llévame a mi señora”. Pero épocas lindas pase yo, a mis hijos los crié, pero ahora no es muy lindo que digamos. Una experiencia muy linda, porque el primero lo cuide mucho, así que el abuelo me decía “para que lo tenes adentro, se está asándose”, pero la abuela antes lo acostumbraban a  envolverlo todo que.
E: Si yo te pregunto de que Barrio sos, ¿Qué me respondes?
G: Yo de acá. De  este barrio, no sé cómo le pones vos.
E: Te pregunto a vos. Y ¿tienen un nombre, se llaman de alguna manera?
G: Yo no, le pusieron La Cariñosa, pero yo no.
E: ¿Tenes idea por qué le pusieron La Cariñosa?
G: Porque había un hombre que era travestí, entonces, como le decían La Cariñosa, de ahí, la cariñosa. Pero yo siempre, ahora que hicieron Avellaneda, el barrio de Avellaneda. Sino digo de Barrio Plata para Avellaneda, le digo.
E: ¿Y esto de abrir Avellaneda, les trajo ventajas, desventajas?
G: No. Ventajas. Porque mi marido pudo poner la bicicletería. Porque andaba vendiendo huevos en el carro, pero después tuvo, va, tuvimos, veía que mataban gente en el carro o bicicletas, vendiendo, y vos no podías estar pensando si tu marido venía o no. Entonces, con mi hijo mayor, le decimos que íbamos a poner una bicicletería, como él sabe de bicicletería y todo, entonces, pusimos una bicicletería. Pero después mi hijo más grande se me da cuenta, y me dice, “somos muchos”, así que la abrió él, (el marido) y se buscó un trabajo el más grande. Pero lo sacamos de la calle por el temor ese, que pase un accidente.
E: ¿Utilizan algunas de las instituciones de acá de la zona? Del barrio, ponele, el centro de salud, el centro crecer.
G: Y, por ahí, te digo, muy poco voy yo. Cuando me pasa algo muy
E: Que hay que ir
G: Si. Que hay que ir. Te digo, así que no
E: Pero, ¿Cuál centro de salud?
G: El del Gaucho.
E: ¿Vos lo mandabas a los chicos…? (a la 154, Julio Bello)
G: Si. A todos, a los 6 que tengo los mande yo ahí, estudiaban, pero los tres más grandes, en el 93’ ya empezaron a.
Antes eran más, las maestras mas pero igual, ay si me lo agarraste así, “ay, me lo golpeaste”, y las madres le querían pegar a las maestras. Pero no, yo tuve a mis 6 hijos ahí y jamás tuve problemas. Y un día tuvimos reunión y le dije “yo a las maestras las conozco desde que vino el nene mío, a jardín, le digo, el más grande, yo tuve una experiencia linda, y las maestras me respetaron, me ayudaron, cuando hacía falta, le digo, cuando yo necesitaba, ellos estuvieron al lado mío, me ayudaban. Pero si ustedes no, si nosotros no ponemos voluntad, no hay ayuda. Todavía algunas maestras si, todavía lo ven a mis hijos “ay, chicos, que grandes que están”. Hay una que le dice a Juan Manuel, cuando lo ve, se enloquece, porque era el más estudioso. Y estudiaba. Ahora mucho no, no hay, no hay conversación, no pueden conversar las maestras porque tienen problemas. Antes era más apoyo, pero ahora las madres, no las ayudamos a las maestras.
E: Vos solías estar, ir a las reuniones de padres.
G: claro, reuniones, así, estábamos todos, pero ahora no, ya. (…) hay muchos problemas en la escuela. Pero no, no es como años atrás. Se perdió mucho la gente. No hay mucho respeto con la escuela, hay juntas, vio que usted, antes, yo le digo, pregúntenle a su mamá. Antes cuando una abuela pasaba, se abrían de paso, dejaban pasar a la abuela, la ayudaban, pero ahora parece que se la empuja para que se golpeé. Era muy hermoso en esa época. Pero se perdió todo. Podías andar en bicicleta con tu familia, yo tenía un reparto, y yo iba con mi hijo a la plaza, agarraba acá, era todo campo, era todo calle, íbamos a la plaza. Pero ahora ni podes ir a la plaza, ni con el nieto, ni con nadie. Para mí, se perdió todo.
E: ¿Y la relación con los vecinos acá, con tus vecinos?
G: Bien. Saludo y nada más. Tranquilo. Saludo “vecino, buen día, ¿cómo andas?” y nada más. Y ya quedo en casa.
E: ¿Cómo es un día especial en tu vida, que salga de lo cotidiano? ¿Qué vayan a algún lado?
G: No, antes hacía pero ahora no.
E: ¿Qué hacías antes, por ejemplo?
G: Cuando había un conjunto de baile, que me gusta a mí Los Palmeras, (risas), me iba a verlos, pero ahora no. Me encerré.
E: ¿Y eso es, por qué?
(Graciela cambia la expresión de su rostro, y se conmueve)
G: (entre lágrimas) Por mi nieto.
(Sus ojos se llenan de lágrimas al recordar la muerte de su nieto. Se decide terminar la entrevista ya que Graciela está muy emocionada. Al apagarse el grabador, las entrevistadoras se quedan charlando con ella, y se suman sus hijas para contener a Graciela. Luego de unos 10’, Graciela ya se siente mejor, y llegadas las risas nuevamente al encuentro, agradecen la visita, y nos despedimos todos con abrazos)

Fin de la entrevista.


Entrevistada: Claudia De Bárbora
Lugar de realización de la entrevista: Puerta de la casa de la entrevistada. La Cariñosa

Sinopsis de la entrevista:
Cuando llegamos a la casa de Claudia ella se encontraba en el patio delantero acompañada por sus hijas. Al ver a Lisandro, enseguida se acercó a la vereda a dialogar con nosotros.
Claudia habita un terreno espacioso, ubicado en el límite oeste del barrio. Su vivienda, una casa muy prolija de ladrillo y techo a dos aguas, se halla construida en el fondo, a un costado, lo que le permite disfrutar de un gran espacio verde. A lo largo de la parte trasera de estos terrenos se despliega un cañaveral, que linda del otro con las vías del ferrocarril.
Luego de haber sido presentadas por Lisandro, Claudia se dispuso inmediatamente a brindarnos su relato. Ella es una mujer de estatura media, pelo largo y lacio de color negro, que en ese momento se encontraba recogido por un broche de pétalos celestes, a tono con el maquillaje de sus ojos.
La entrevista transcurrió en la vereda de la casa. Con sus manos abrigadas en los bolsillos de su campera, Claudia nos contó cómo fueron sus comienzos en el barrio, pasando por momentos muy dolorosos en los cuales no pudo contener sus lágrimas. Finalizará comentándonos la labor que realiza en la actualidad junto a un grupo en otra zona para ayudar a jóvenes a salir de las drogas, trabajo que sueña llevar en algún momento a su barrio.

E: Bueno, lo primero que te presentes, que nos digas tu nombre y tu edad, y que hacés actualmente.
C: Bueno, yo soy Claudia De Bárbora, tengo 43 años, soy ama de casa, desocupada por el momento, estoy viviendo con mis tres hijas porque estoy separada. Y yo hace catorce años que estoy viviendo acá en el barrio.
Después, ahora mis hijas están estudiando, la más grande tiene 19, está yendo a la universidad de economía, después tengo la otra chica que tiene 16, está haciendo el cuarto año del secundario y Etelvina que tiene 11 que está en sexto grado.
    Y bueno, y acá, cuando nosotros vinimos a vivir acá esto era todo un cañaveral, de acá hasta Uriburu. Y no había nadie de gente digamos, estaba todo despoblado, nosotros fuimos los primeros que vinimos a vivir acá, empezamos a cortar las cañas. Y bueno, después se fue poblando el barrio.
    Tenemos muy poca agua, porque traemos de Avellaneda, que tiene muy poca presión. Traemos también la luz, que viene de Avellaneda, que se empalma allá en Lamadrid digamos, del barrio, ¿cómo es que se llama el barrio ese? De (se toma unos segundos) barrio, creo que se llama Rosario (refiere al Barrio Nuestra Señora del Rosario, también conocido como Mangrullito), algo así, que sería el Barrio Plata, todo se anexa con el Barrio Plata. Así que bueno, esa es un poco la historia, digamos, de este barrio.
    Y de a poquito se fue poblando acá y bueno, la gente fue limpiando el lugar, fue estableciéndose y después se inició esta fábrica (frente a la casa de Claudia no hay viviendas. Comienzan amplios terrenos donde se ha levantado una fábrica), que gracias a eso tenemos un poco de luz a la noche, porque acá no hay alumbrado público. También pedimos recolección de basura, todo eso, y un mejorado acá en el barrio, pero hasta ahora no se logró, está todo en tratativa. También pedimos medidores comunitarios, pero vinieron a hacer reuniones aquí los de la EPE, en mi casa, pero quedó todo en trámites, porque todo es burocracia. Acá todo es trámite, trámite, y pasan años hasta que llegue la solución. Pero bueno, tenemos la esperanza de que algún día va a salir (ríe).
E: Si yo te pregunto de que barrio sos ¿qué me respondés?
C: Y, este sería el Barrio La Cariñosa, La Villa La Cariñosa, que le dicen, que entra, digamos, desde Uriburu hasta Avenida del Rosario. Pero, o sea, en esta parte en donde yo estoy parece más un barrio lo que en frente está las fábrica, pero sino sería igual que las otras partes, digamos, que está lleno de casas en frente. Acá porque bueno, está la fábrica.
E: ¿Por qué La Cariñosa? ¿Sabés?
C: Mirá, ese nombre le había puesto una persona (comienza a hablar pausadamente) que era un… un travesti. Que no sabían cómo ponerle el nombre y dice “y bueno, le ponemos La Cariñosa” le dijo un día a uno de los enfermeros de ahí del barrio, de acá del Gaucho, y quedó, porque como no tenía nombre dice “Bueno, le vamos a poner La Cariñosa” (risas) Y ahí quedó.
L: ¡Ya que vive la cariñosa aquella! (risas)
C: Claro, porque viste, como todos lo querían a él, entonces… y a parte que él era travesti, trabajaba de travesti, ya un hombre grande, y bueno, le puso ese nombre. Le quedó La Cariñosa.
L: ¿Está todavía o se mudó?
C: No, si, sigue en la punta. Sigue allá, Avenida del Rosario sería.
L: Si, si, si.
C: La entradita esa.
E: Y de cuando ustedes llegaron, ¿tenés algún recuerdo, alguna anécdota? ¿La primer imagen de cuando llegaron acá al barrio?
C: Y, la primer imagen fue mucho temor, porque era todo cañaveral y no sabías con que te ibas a encontrar, porque… Vos fijate, yo vine con mi marido, mi nena la más grande y la segunda que era bebé. Y nosotros habíamos venido, no teníamos agua, no teníamos nada. Las poníamos a ellas entre las cañas, las sentábamos, que no sabíamos si había animales que las podían picar o lo que sea. Así que mientras nosotros íbamos cortando las cañas las íbamos corriendo para donde había una sombrita entre las cañas. Y bueno, eso es…
    Recuerdo que como él estaba sin trabajo tampoco teníamos, digamos, alimentos, nada, así que él le compraba, ponele, un picadillo, algo de eso y la leche que les traíamos a los chicos. Y bueno, los vecinos de enfrente, digamos, de Avellaneda nos daban agua, así que con eso pasábamos el día y tomábamos mates ya, hacíamos fuego con leña. Incluso hasta ahora, yo tengo que hacer fuego a leña yo lo hago. Es más, ahora para calentarnos en el invierno yo uso leña, hago en un brasero y me llevo adentro el brasero con leña, porque como no tira la luz para tener, digamos, artefactos eléctricos entonces tenés que estar calentándote con las brasas, digamos.
    Y es muy triste vivir acá en este barrio, porque, por ejemplo, si tienen que entrar las ambulancias y llueve, no se puede entrar directamente. Cuando fallece un familiar tenés que llevarlo a otro lado, (en este momento la voz de Claudia se quiebra y transmite en su relato mucho dolor) porque no quieren entrar. Es muy feo que te digan “no, no podemos entrar” porque no tenés una calle como la gente digamos, un mejorado siquiera. Entonces tenés que llevarlo a otro lado, y sino tenés tenés que llevarlo directamente al cementerio. (De a poco Claudia logra contener la emoción) No podés tener una obra social tampoco porque si vos tenés una obra social no se animan a entrar a las villas, ni siquiera PAMI se quiere meter acá, ni con la policía, ni solos, ni de día, ni de noche, así que… Pero es porque no conocen el barrio, digamos. Entonces…
E: ¿Y usan el centro de salud?
C: Si. Si, el de Barrio Plata o sino el del Gaucho. Si, la verdad que del centro de salud no nos podemos quejar porque la atención es muy buena. Incluso los médicos vienen hasta acá cuando uno no puede ir, uno los llama y ellos vienen a ver a los enfermos. Ellos te consiguen la medicación, todo. Eso es lo que tenemos de bueno, y que tenemos la escuela cerca también, del Gaucho.
E: ¿Las chicas (refiere a las hijas de Claudia) fueron a la escuela del Gaucho?  
C: Si, las tres. Y después fueron, bueno, el anexo que es del Gaucho, para terminar la secundaria.
E: Claro, porque la Julio Bello tiene solo primaria, y tiene el anexo para la secundaria ahora.
C: Si. Esa es un poco la historia de acá de este barrio.
E: Y ahí en la escuela ¿hacen alguna actividad, vos que sos mamá, alguna actividad donde vos te puedas integrar?
C: Ellos tienen cooperadora ahí y en una época se hacían, con la directora habían acordado para hacer alpargatas las madres, para vender. Yo me había anotado, habíamos empezado a armar algunas alpargatas. Y había máquinas ahí también, que las habían donado, que están todavía en la escuela, que no tienen utilidad porque la gente no sabe coser por ahí, entonces no las utilizan a las máquinas. Pero habían quedado que la iban a prestar al centro de salud por si alguna gente quería ir a coser almohadones, otras cosas. Pero no sé en qué quedó porque yo no seguí yendo a la escuela, así que no sé en que habrá quedado todo eso.
E: ¿Y alguna otra institución del barrio?
C: No, hay una copa de leche acá por Lamadrid que a veces funciona y a veces no funciona. Que según ella, la dueña, dice que no funciona cuando no le entregan la mercadería o cuando no le están dando el subsidio, digamos, de la Provincia. Después hay otras instituciones pero que no funcionan directamente. Porque hay una que está acá a mitad de la villa digamos, dentro de la villa, yendo para el lado de Avenida del Rosario, hay una que es copa de leche.
L: La Gitanita.
C: Si.
C: Así que, bueno, eso es. Ella tiene comedor y copa de leche ahí, pero no sé, la gente se queja porque dicen que no reciben lo que tienen que recibir. Yo, te digo la verdad, yo no voy a buscar la copa de leche porque mis hijas por ahí toman, por ahí no toman, como ya están grandes viste, entonces prefieren tomarse a lo mejor un mate y no un vaso de leche. Entonces, digo yo, para qué la voy a ir a buscar si no la toman, más vale que le den a alguien que realmente necesite, que tenga chicos chiquitos, algo de eso. Así que bueno.
E: Y te hago una pregunta, esto que me decías vos cuando llegaste que estaba muy poco poblado ¿Cuándo fue que se empezó a poblar más? ¿Fue lentamente, fue en algún momento en especial?
C: No, hace más o menos seis años que esto se empezó a poblar. Pero acá en esta parte digamos, es como que fueran golondrinas, van y vienen, porque venden las casas, se mudan a otro lado, cambian, van y vienen. O sea que continuamente hay gente nueva. De acá, digamos, de acá de donde yo soy hasta Uriburu son todas casas que cambian todos los días la gente. Así que bueno.
E: Y cuando ustedes vinieron ¿estaba abierto Avellaneda ya?
C: No, todavía no.
E: ¿Y fue una ventaja, una desventaja, cuando se abrió?
C: No, fue una ventaja porque, qué sé yo, uno tiene… se acorta el camino para muchas cosas. Y se abrieron negocios incluso, acá por Avellaneda, que antes no había, había que ir hasta Uriburu, no, perdón, hasta Ovidio Lagos a comprar. Y no había negocio cerca. Ahora si hay almacenes digamos, kiosquitos. Pero de igual manera, si necesitas comprar carne o eso tenés que ir hasta el supermercado de Ovidio Lagos, porque algo más cerca no hay digamos. Los negocios no quieren vender carne por ejemplo, por acá porque por la situación económica de la gente de acá no les da como para traer, digamos, esos alimentos y que se les fundan porque no los consumen enseguida. Así que tenés que ir hasta Ovidio Lagos.

E: ¿Algún recuerdo lindo que tengas en relación al barrio, en este tiempo que estuviste viviendo acá?
C: Mirá, lo único que a mí me alegró en verdad, te digo, es esto de las fábricas, porque ahí vimos un cambio que al poner las luces estas que pusieron dentro de la fábrica era como que nos daba un poco de tranquilidad de saber que no estábamos tan a la deriva, digamos, de que nos estén robando, que se meta gente. Que antes a la noche no podías andar, eran las siete de la tarde y ya no podías pasar por acá. Ahora vos podés pasar a cualquier hora porque hay luz, pero la luz de la fábrica nada más. Pero fijate que alumbra esta parte…
E: ¿Cómo es un día cotidiano en tu vida?
C: Un día cotidiano (ríe). Bueno, yo por ejemplo me levanto a la mañana y si tengo que ir a hacer los mandados me voy hasta Ovidio Lagos. Y como yo no tengo lavarropas, esas cosas, tengo que estar lavando a mano, así que mientras yo pongo en un fuentón para que se ablande la ropa, digamos, la suciedad, me voy a hacer los mandados. Después vengo, me pongo a cocinar - mientras mis hijas están en la escuela - me pongo a limpiar. Y bueno, después a la tarde si tengo algo por hacer, porque yo estoy con un grupo de adicciones para chicos que están en la droga, entonces me voy a las reuniones porque quiero también traerlo a eso acá al barrio para que los jóvenes aprendan, digamos, a salir de la droga.
Fin de la entrevista

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