lunes, 12 de julio de 2010

Historias de puño y memoria

Organización del trabajo y materiales útiles II
Cronológicamente, parece ser que comenzaron con llevarse todo lo que estaba a la vista, chapas, ladrillos, hierro. Lentamente, fueron optimizando el trabajo, y comenzaron a escarbar la tierra y a desmantelar las estructuras. Entre ellas el primer puesto fue para el bicicletero, que era la sección donde estaban los vehículos que estaba repleto de chapas. “Yo te digo, yo viví un año de las cosas que sacábamos de acá. Eran hombres y mujeres, una fábrica aparte, sin patrón, pero lo era. No había peleas, eso me acuerdo bien. Cada cual en su lugar, venía al otro día y sabía que estaba ahí. Vos agarrabas dos metros, cuatro metros cuadrados, y vos decías, “bueno, esto es mío” y lo cavabas vos mañana y pasado, y encontrabas cosas abajo. Hierro enterrado, hasta que ya, al hacerse mucho sacrificio escarbar para abajo, comenzamos con la parte de arriba. Estaba el galpón grande de la acería que eso nos costo como dos semanas tirarlo abajo. Fue impresionante cuando cayó. ¡La altitud que tenía! Tenía como 20 mts de alto. Un galpón inmenso, tenía como 70 mts de largo. Y a eso se le fue comiendo las columnas, fue un trabajo terrible. Y todos decían “se van a matar, se van a matar” y no, no murió nadie en ese momento, cayó toda la estructura. Sacamos ladrillos, yo me acuerdo me hice la casa, que después la vendí, pero me hice la casa con todos ladrillos de acá. Me hice dos piezas, comedor, todo. (…) Había piletones de cal, de arena, quedó todo así abandonado. Se llevaron la maquinaria movible y el resto quedó todo".

El sentido de los objetos
En la zona existían unos túneles subterráneos que conectaban la fábrica con las chimeneas. “Y lo que siempre me quedo la duda, son las entradas en la chimenea, con todas estas obras que se hicieron acá, como quedó eso. Porque abajo era todo un túnel. Vos entrabas caminando tranquilamente. - ¿Y hacia adonde iba?- A la chimenea de la fábrica. Yo me acuerdo. Y el otro día pensaba “yo caminaba por ahí abajo, hasta por acá adonde están las casas". Era un túnel. Hubo rumores que llegaban hasta la fábrica de armas, eran rumores que corrían”. Se oyen miles de historias y mitos que los rondan, pero lo cierto es que llamó nuestra especial atención una contada por Julián a lo largo de su entrevista. “Lo que me acuerdo es que entré y que había tanta mugre en la entrada. Y más o menos ahí tenía todo un aro de cobre, y yo me acuerdo que saque una media luna, porque había mucho escombro y mugre ya, con esa medialuna me fui a Santiago del Estero un fin de año, a pasar las fiestas. Me alcanzó para el pasaje, el vino y todo (risas) con esa media luna. -¿Vos te acordás concretamente cada cosa lo que te permitía?- Y esa medialuna si, porque me permitió viajar. -¿Cuánto pesaba? -Mira, no tengo mucho idea, pero calcúlale que 20 kilos, 25 kilos. Y no pude seguir porque había escombro, de todo. Pero ya algunos habían sacado un pedazo. Porque era, como te puedo decir, un ala que unía la chimenea con el túnel y se abría así, con alitas para los costados. Bueno, muchos sacaron la parte de los costados, y yo me comí todo el hormigón, te digo, me llevo. Masa, claro. Pero con eso me fui a pasar un fin de año a Santiago del Estero, así que mira lo que se sacaba de acá”.
La caída de las chimeneas
No contentos con la estructura, en una etapa posterior pasaron a las chimeneas. Julián nos cuenta que comenzaron por las dos más pequeñas, las únicas que lograron derrumbar, ya que, cuando intentaron con las tres más grandes -las que aún están en pie- el proceso se clausuro, pero esa es otra historia. “Después cuando empezamos a tirar la chimenea chica, que sacamos 6 mil kilos de hierro, eso fue un trabajo enrome hacerlo, pero lo hicimos. -Claro, porque cuando ustedes llegaron no estaban solamente estas tres chimeneas que aún permanecen, ¿verdad? - No, había otras acá. Dos más chiquitas.- ¿A dónde estarían? - Y donde está…viene a ser el otro lado de Av. Francia (parados desde Francia y Acevedo, en dirección a Bv. Avellaneda) a esas le sacamos casi 6 mil kilos de hierro. Una locura. Y queríamos tirar estás grandes, pero no pudimos. –Ahora, vos me dijiste que tiraron dos, y me dijiste que eran un poco más chicas que éstas. ¿Las alturas más o menos? ¿Una era igual, similar en altura a éstas? ¿Cómo eran?- No. Estás son muchos más altas. Y más o menos, la mitad. Éstas, abajo, nosotros las dejamos también ya cortadas. Pero bueno, justo paso ese inconveniente que encontramos las balas de cañones ahí y nos frenó, porque sino esas también las tirábamos. Pero con la duda de que no se sabía donde iban a caer”.


Un proceso que se clausura
A lo largo de muchas de las entrevistas realizadas, fueron surgiendo anécdotas –muchas no muy felices- acerca de los elementos que se traían como chatarra para procesar. Chatarra local, pero también, hubo muchísima chatarra que fue comprada en el exterior a raíz de la finalización de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que había dejado una innumerable cantidad de material bélico disponible. Hablamos de chatarra de todo tipo, barcos, motores de autos, camiones, lanchas, radios de autos, compresores de heladeras, tubos de propano, viejas granadas, bombas sin las espoletas, pedazos de fusiles, inclusive venía un tanque de guerra casi completo. Julián nos cuenta que cuando pasaron a la zona de las tres chimeneas grandes, (las que actualmente siguen en pie) el proceso se clausuró, por el hallazgo de dos granadas que no tenían detonantes y unas balas. Al hallarse alguien dio aviso a la policía, y, paso seguido, llegó gendarmería que allanó el lugar y lo cercó. “Lo raro fueron las balas, y que cuando la policía se enteró, vinieron inmediatamente a cerrar todo. Eso es lo que me llamó la atención. Porque vos para atrás podías seguir escarbando y sacando cosas, casi hasta Avellaneda. Y eran balas nuevas. A mí siempre me quedó la duda. Te digo mas, como han hecho las construcciones me pregunto a veces, porque esto estaba lleno de túneles. Siempre le digo a los muchachos, “algún día éstas cosas se van a caer” sino hicieron un buen relleno. -¿Y vos decías que todavía está ahí? - Y sí, eso quedó ahí enterrado. Hay que ir dos metros bajo tierra, pero eso quedó enterrado. Además, donde estamos nosotros en mantenimiento (refiere al área donde trabaja del CMD Sudoeste) el otro día encontramos un fierro de la época, y lo cortamos con la moladora. Son hierros de las estructuras viejas de Acindar”.


Pamela

(Entrevista realizada por equipo de investigación:

Valeria, Patricia, Fernando, Pamela)

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