lunes, 13 de septiembre de 2010

Té de la memoria: los vecinos de B° Plata nos cuentan ...

24 de agosto de 2010, 10hs. Distrito Sudoeste, Barrio Plata, Centro Crecer 29, calle Av. Nuestra Señora del Rosario 3600.
En una mañana de sol fuerte aunque de baja temperatura, llegamos al Centro Crecer 29. Pocos días después este “crecer” festejaría un nuevo aniversario por lo que la historia del barrio y la de esta señora institución se cruzaban casi azarosamente en nuestra jornada. Demás esta decir que nos recibieron muy amablemente, brindándonos el espacio de la sala SUM para poder realizar el encuentro y algunos “extras”. Fue Pablo -auxiliar en la cocina del comedor- quien nos preparó mate cocido y unas galletitas para el evento.


Pasadas un poco las 10 de la mañana –hora en que habíamos convocado a los vecinos- llegó la primera participante: Herminia. Sentándose en una de las cabeceras de la mesa, nos cuenta que trabaja en un taller de costura y que se enteró del evento a partir de un volante que le llegó a ella y a su amiga – además de ser su compañera de trabajo-.
Por esta razón vino ella sola y su amiga se quedo “cubriéndola”.
Es una mujer de 73 años, de estatura media, pelo blanco corto y ojos de un celeste profundo casi transparente. Traía puesto un pantalón negro de vestir y saco de lana, un pañuelito en el cuello y zapatillas negras al tono. Le contamos de qué trata el proyecto, nos presentamos, y comenzó la charla. Herminia hace desde los 8 años que vive en el barrio, y tiene recuerdos tanto lindos como más grises del mismo, y una gran predisposición para “contar”. Antes de que pasara el cuarto de hora en la charla con Herminia, se sumó Luis, antiguo y conocido vecino por ser, entre otras cosas, el hijo de la primer y única enfermera que hubo en el barrio por varias décadas.
Luis ya había sido entrevistado, pero se enteró de la actividad y se sumó igual a raíz de dos razones: el día que fue entrevistado había prometido recolectar unas fotos que una vecina le facilitaría y además, porque a raíz de charlar con vecinos y amigos notó que en aquella primer entrevista personal no había tenido en cuenta la importancia de la figura de su madre como “enfermera del barrio”. Con gran ansiedad por contar su hallazgo Luis despliega las fotos que traía. Pegadas sobre hojas de cuaderno “Rivadavia” concentran las miradas un grupo de imágenes en tono sepia.


A pesar de ser varios años más joven que Herminia, la claridad en los recuerdos, su rol protagónico como hijo de la “enfermera” -sumado a su personalidad extrovertida- le dan a Luis un fluido ida y vuelta. En seguida se sumó a los recuerdos con Herminia capitalizando la palabra. Tanto que en momentos pareciéramos sobrar los entrevistadores.
Se sumarán a la conversación pronto Juan, quien llegó al barrio e instaló un comercio en 1963 y se enteró del evento a raíz de leerlo en la agenda cultural y por último, Gloria, trabajadora en el crecer. Con ellos completamos el cuadro de este primer Té de la Memoria en Barrio Plata. Sus anécdotas, recuerdos, memorias personales y compartidas deleitaron nuestros registros durante 2 horas.

¿Qué recordaban? Todos traerán al presente anécdotas como la fiesta de San Pedro y San Pablo en la que quemaban muñecos en inmensas fogatas, los antiguos encuentros en el Monte Bertoloto para el día de la primavera, los bailes de carnaval familiares en los clubes Onkel y Bochazo, las riñas con ajenos al barrio que venían a frecuentar a las chicas de “acá”, la vida de laburantes que llevaban padres y madres, el camino de barro -en época de lluvia- hacia la única y distante escuela Etcheverría y la famosa Plaga de langostas. “Los campos de alfalfa atraían a las langostas, las cuales venían en bandada y arrasaban con todos los cultivos. El cielo se oscurecía y nosotros, los chicos, íbamos en hilera con unas ramas o banderitas espantándolas; después Perón empezó a fumigar y ya no pasó mas” nos contaba Herminia.

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